Tres pasos para un proceso civil perfecto
Los procesos civiles pueden acabar con su paciencia. Pueden alargarse durante meses y años, la situación de hecho y de derecho no está clara. „Ante los Tribunales y en alta mar se está en manos de Dios“ es un proverbio que ilustra la imprevisibilidad de los procesos civiles.
Pero, ¿es eso realmente cierto? ¿Son los procedimientos civiles tan poco predecibles? Con algo de preparación, los procesos civiles pueden abordarse con anticipación. Esta preparación consta de tres fases:
1. Expectativas y condiciones marco
¿Ha llegado una demanda y debe resolverse de la forma más rápida posible? Alcanzar un acuerdo sea quizás la solución más adecuada. ¿Deben hacerse valer las reclamaciones? ¿Se esconde detrás de la disputa un conflicto personal, no se trata tanto de cuestiones de hecho, sino que hay emociones involucradas? Tomarse tiempo antes de entrar en las cuestiones de hecho para poder hablar de las expectativas (reales) puede hacer maravillas y garantizar una buena relación de trabajo entre cliente y abogado. No obstante, esto también se garantiza con una información clara y transparente de los costes. Sin los pasos 2 y 3 esto se basará en la indicación de la tarifa horaria y en una estimación aproximada del tiempo empleado, pero esto evitará enfados más adelante si los costes se disparan.
2. Análisis de los hechos y examen jurídico
No se puede ganar un proceso civil sin tener amplio conocimiento sobre los hechos – con independencia de si éste se lleva a cabo activamente como si se trata de defenderse de una demanda. Esto sólo funciona con absoluta sinceridad. Los clientes deben de poner sobre la mesa todos los detalles y los Abogados deben realizar preguntas detalladas y sin miramientos.
Si los hechos no son correctos, el mejor examen profesional resulta inútil. Los juristas denominan como subsunción la aplicación de las leyes a los hechos. Esto no se consigue con unos hechos erróneos. Sólo cuando se conozcan los hechos podrá comenzar el examen jurídico. Aquí también será importante la transparencia y la comprensibilidad, pues el resultado de este examen proporciona la base para el tercer paso.
3. Decisiones del cliente y estrategia
El que decide en el mandato es siempre el cliente. Los Abogados son asesores legales. No obstante, por ley es el cliente el que decide cómo proceder. El asesoramiento legal del Abogado debe permitirle adoptar las medidas. El cliente debe y puede sentirse libre de formular todas las preguntas que le atormenten para la toma de decisiones.
Entonces decidirá si se defiende de la demanda, si quizá una oferta de acuerdo a la parte contraria resulta útil o si la reclamación efectuada será atendida en su totalidad, y si se trata de un procedimiento activo, en qué medida se van a presentar las reclamaciones. En ese momento, el cliente debe tener el buen presentimiento de haber tomado la decisión con la mejor información posible, pues entonces no habrá que sentirse en manos de Dios ante los Tribunales.