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Transacciones tipo carve-out

30/06/2021
| Florian Roetzer
Carve-out-Transaktionen

La propiedad de una empresa muchas veces no tiene el interés de vender la empresa en su totalidad, sino de vender una parte de la misma. Si resulta que el negocio objeto de venta no figura en una unidad jurídica separada, será necesario definir y crear la misma antes de la venta del negocio o de forma paralela a la propia transacción de venta. En este caso se habla de una transacción carve-out, separando de la empresa la parte del negocio que será objeto de la venta posterior.

Los motivos de una transacción carve-out pueden ser múltiples. Cabe mencionar la separación de negocios parciales con menos ventas, la concentración de la empresa en su actividad principal, la reventa de una parte de los negocios adquiridos que parecen económicamente menos interesantes, o la reducción de pérdidas y/o la mejora de los fondos propios de la empresa. En este sentido, no sorprende que durante la pandemia debido a Covid-19 han aumentado las transacciones carve-out a nivel comunitario.

Jurídicamente se puede estructurar el carve-out de las siguientes maneras. Por una parte, cabe separar los activos y los derechos jurídicos de la empresa mediante su venta o aportación a una sociedad de nueva creación, es decir, mediante actos jurídicos individuales. Por otra parte, se puede llevar a cabo una separación del negocio en venta con todos sus derechos y obligaciones existentes mediante sucesión a título global de acuerdo con la Ley alemana de modificaciones estructurales. Esta última alternativa tiene como ventaja de que no es necesario el visto bueno de los acreedores y de las empresas con las que se mantienen relaciones contractuales. Sin embargo, llevar a cabo una separación del negocio parcial en venta de forma global resulta más complejo y, en consecuencia, tiene un coste superior. Al final cabe decir, cuántos menos activos y derechos jurídicos sean objeto de la separación, más adecuado parece su transmisión a título individual. De todas formas, cualquier carve-out se ha de diseñar considerando las circunstancias de cada caso concreto, sobre todo el impacto fiscal que puede tener la transacción.

Desde el punto de vista de la parte vendedora, por regla general parece más favorable llevar a cabo el carve-out antes de iniciar el propio proceso de venta. Ya que la existencia del negocio en venta como una unidad jurídica y económica individual desde el principio, facilita el proceso de su venta de forma considerable. Asimismo, de esta forma se evita que la parte compradora pueda determinar exclusivamente los acticos y derechos jurídicos a transmitir que le pueda interesar (cherry picking), y la parte vendedora se queda con los activos y pasivos pocos interesantes. No obstante, en la práctica muchas veces no hay tiempo real para realizar el carve-out antes de iniciar el proceso de venta, por lo cual no hay otra de llevarlo a acabo de forma paralela, es decir, entre la firma del contrato de compraventa del negocio (signing) y la ejecución del contrato (closing). En este caso, la ejecución correcta del carve-out se definirá en el contrato de compraventa como una condición suspensiva para la transmisión del negocio en venta.

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