Riesgos prácticos del Arbitraje Internacional
La justicia es lenta, los Juzgados están sobrecargados de trabajo y a veces los jueces no tienen conocimientos suficientes en temas técnicamente complejos. Ello ha llevado a muchas empresas a aceptar cláusulas de arbitraje en sus contratos. Cuando las empresas son de distintos países se acude al arbitraje internacional, normalmente bajo el paraguas de alguna institución y de sus normas.
Sin embargo, el arbitraje internacional no es siempre el mejor instrumento para la resolución de disputas, pues tiene los siguientes inconvenientes:
- El coste: Los arbitrajes son caros. Hay que pagar al organismo organizador, a uno o tres árbitros, a los propios abogados (que además tienen que tener cierta experiencia). Resultan mucho más costosos que un procedimiento judicial. Es por ello que disuade de iniciar un procedimiento, aun teniendo razón, si el importe del mismo es pequeño.
- La duración: Dependiendo de la complejidad del tema, un arbitraje puede también tener una duración considerable. Normalmente será inferior a la de un Juzgado, pero no creamos que vamos a obtener una resolución en pocas semanas. El arbitraje, con el fin de ser justo, contiene varias fases obligatorias y el árbitro suele tener la facultad de ampliar las posibilidades de alegaciones, etc.
- Recursos judiciales: Teóricamente los arbitrajes son firmes en una única instancia y no cabe apelar contra la decisión de un árbitro. Cuando estimamos que la resolución es injusta, ello es una desventaja, pero lo cierto es que reduce el tiempo de los pleitos. Lo que no reduce es las posibilidades de dilatar de un litigante de mala fe, porque, aunque los recursos están muy restringidos legalmente, son posibles y conllevan una tramitación obligada.
- Poder del árbitro: El árbitro puede tomar una decisión vinculante para las partes, pero carece de potestades de ejecución o de forzar a las partes a cumplir sus resoluciones. Para ello, necesita del auxilio judicial. No sólo para ejecutar una sentencia, sino también para la realización de pruebas. Un árbitro no puede forzar a un testigo a declarar, no tiene mecanismos de sanción si un tercero no facilita pruebas, etc. Por lo tanto, en estos casos va a ser necesario acudir a los juzgados, con el problema de retraso que supone que un juez se encargue de conseguir pruebas en un proceso que no está tramitando.
Esto no quiere decir que el arbitraje internacional carezca de sentido. Pero debe usarse cuando verdaderamente sea útil para las partes. Por ejemplo, en contratos con un componente técnico importante. Cuando en las relaciones contractuales se haya usado un idioma común, por ejemplo, el inglés, para evitar traducciones y buscar un país neutral. Cuando el contrato tenga un valor económico muy grande (pudiendo negociar excluir del arbitraje discusiones con cuantías menores, por ejemplo, en un M&A).
Simplemente valore que el arbitraje no es SIEMPRE el mejor mecanismo y evitará los problemas que comentamos.