Los contratos de gestión de calidad se subestiman con frecuencia desde el punto de vista jurídico
Los acuerdos de garantía de calidad (“Quality Agreements”) se subestiman con frecuencia desde el punto de vista jurídico. A pesar de que actualmente son muy habituales en gran número de sectores e incluso, en algunos casos, son expresamente obligatorios, como p.ej., en la industria farmacéutica y en el caso de sus proveedores; no obstante, prevalece muchas veces la idea de que los acuerdos de garantía de calidad son solo un apéndice de un contrato de suministro. Esto, desde luego, no es cierto.
En primer lugar, los acuerdos de garantía de calidad pueden celebrarse con total independencia de un contrato de suministro, lo que sucede, incluso, con frecuencia. Esto se debe a la doble función que desempeñan. Por un lado, regulan las cuestiones relativas a la calidad en la relación entre el fabricante y el cliente y constituyen fundamentos de acción (o de derecho) independientes para el supuesto de que el fabricante no las cumpla; por otro lado, también deben presentarse a las autoridades supervisoras correspondientes, p.ej., de empresas que fabrican productos farmacéuticos o que son sus proveedores. Por tanto, también puede ocurrir que los clientes en este sector quieran o deban celebrar por escrito acuerdos de garantía de calidad independientemente de un contrato de suministro.
¿Qué regulan exactamente los acuerdos de garantía de calidad? En términos sencillos, los acuerdos de garantía de calidad contienen las disposiciones sobre las condiciones en las que el fabricante debe producir los productos contractuales. Por lo tanto, son objeto de estos contratos tanto las normas para el cumplimiento de determinados estándares ISO o certificaciones ISO como los procesos de producción y su cumplimiento. Sin embargo, no se trata, en esencia, de la calidad del producto concreto fabricado –esto debe regularse en el contrato de suministro– sino del cumplimiento de las normas de producción que garantizan que los productos se fabriquen con el menor número posible de defectos (o errores); aquí también existe la relación con el llamado principio de cero defectos (o errores).
Sin embargo, los acuerdos de garantía de calidad van ahora mucho más allá de este principio. Últimamente, también se reflejan en ellos el cumplimiento de las normas sociales y medioambientales, así como los mecanismos de lucha contra la corrupción.
Los acuerdos de garantía de calidad solo pueden considerarse completos si incluyen disposiciones sobre la ley aplicable y el tribunal competente. Esto es esencial en las relaciones contractuales transfronterizas. Si los acuerdos de garantía de calidad son preformulados por una empresa y se utilizan con la intención de ser reutilizados, también es posible un control del contenido a la luz de las disposiciones sobre las condiciones generales de contratación.