Ley alemana de Diligencia Debida en la Cadena de Suministro choca con las CGC – ¿O no?

Desde el 01-01-2024 se aplica la Ley alemana de Diligencia Debida en la Cadena de Suministro (Lieferkettensorgfaltspflichtengesetz, de forma abreviada, LkSG) también para empresas con más de 1.000 empleados. El objetivo de la LkSG es prevenir, minimizar o poner fin a los riesgos relacionados con los derechos humanos o el medio ambiente en las cadenas de suministro globales –en pocas palabras: garantizar un determinado estándar de derechos humanos a lo largo de la cadena de suministro. Este objetivo debe alcanzarse, entre otras cosas, respetando la debida diligencia prevista en la LkSG. Sin embargo, el legislador ha dejado en manos de las propias empresas obligadas el velar por su cumplimiento.
Además de la posibilidad de códigos de proveedores, las empresas también pueden llegar a acuerdos con sus proveedores directos a través de las condiciones generales de compra o contractuales. No obstante, también deben garantizar las empresas el cumplimiento de la debida diligencia en relación con los proveedores indirectos. Esto se desprende de la propia LkSG, ya que dispone que el proveedor directo debe cumplir las expectativas humanas y medioambientales y abordarlas adecuadamente a lo largo de la cadena de suministro –mediante una garantía contractual.
Esto se logra mediante la inclusión de CGC-cláusulas en forma de las denominadas cláusulas de transmisión en el contrato subyacente. Las cláusulas de transmisión regulan –como su nombre indica– la obligación del proveedor directo de transmitir las obligaciones de diligencia exigidas por la LkSG a sus propios socios contractuales. De este modo, la empresa obligada puede influir indirectamente en los proveedores indirectos y garantizar así hasta cierto punto el cumplimiento de las obligaciones derivadas de la LkSG.
Las cláusulas de transmisión, a su vez, pueden dividirse en cláusulas de esfuerzo y de compromiso adicional. Las primeras son, por lo general, eficaces, ya que se limitan a los «esfuerzos» del proveedor directo por cumplir las obligaciones derivadas de la LkSG. En consecuencia, no exigen ninguna otra obligación de garantía por parte del proveedor directo y, por lo tanto, no constituyen un perjuicio no razonable en el sentido del artículo 307 del Código Civil alemán (Bürgerliches Gesetzbuch, de forma abreviada, BGB). La situación es algo diferente en el caso de las cláusulas de compromiso adicional. En este caso es necesario redactarlas con cuidado, ya que pueden ser inadmisibles en casos concretos si el compromiso adicional y las consecuencias de la responsabilidad del proveedor directo se formulan de forma demasiado amplia.
Por lo tanto, representa una especie de equilibrio como empresa el armonizar su propia responsabilidad y riesgo de sanción, por un lado, y el riesgo de invalidez de la CGC-cláusula en el contrato, por otro. El arte está en encontrar un equilibrio adecuado entre estos dos pesos y respetar los ajustados límites a ambos lados mediante un diseño claro y que garantice el objetivo.
En resumen, puede afirmarse claramente que debería incluirse una cláusula sobre la LkSG en las condiciones generales de venta, al menos en forma de cláusula de esfuerzo.