El pasado 2 de marzo, la Audiencia Provincial de Salamanca dictó una sentencia en un proceso entre un despacho de abogados y una becaria del mismo, en el que se discutía sobre la protección que la Ley de Propiedad Intelectual confiere a los escritos de abogados.

La becaria había demandado a su anterior despacho alegando el plagio de uno de sus escritos. Debe considerarse que en el marco de la colaboración que había habido entre las partes, la becaria podía atender, al margen de los trabajos del despacho, también a asuntos propios, por tanto totalmente diferenciados de los del despacho. En ese contexto, la becaria encargó al despacho un asunto judicial haciéndole llegar asimismo un borrador de demanda redactado por ella. Después, la becaria procedió a registrar su borrador en el Registro de Propiedad Intelectual. Tras recibir la factura por los servicios prestados, la becaría presentó demanda judicial contra el despacho alegando infracción de derechos de autor al haber utilizado su escrito inicial, centrándose el objeto del procedimiento en determinar si existe un derecho de propiedad intelectual sobre los escritos profesionales de abogados. En ese sentido, argumenta el tribunal que con carácter general son objeto de propiedad intelectual todas las creaciones originales literarias, artísticas o científicas y recuerda que la jurisprudencia tiende a aplicar un criterio débil de originalidad, habiendo llegado a admitir en anteriores ocasiones como obra literaria original un libro de instrucciones de una mampara de baño o los anuncios por palabras de un diario. En consecuencia, la Audiencia Provincial de Salamanca acaba concluyendo que no existe inconveniente para reconocer la condición de obra original protegida por el derecho de autor a un escrito de demanda. La becaria acaba perdiendo el pleito finalmente, pero por otras cuestiones, pero ahí queda la primera sentencia que reconoce derechos de autor sobre un escrito de demanda de abogados. Algunos estamos preparando ya un portfolio de nuestras mejores obras que llevaremos a escrutinio de los mejores agentes literarios.