¿Existe el momento perfecto para las negociaciones en un pleito?
En cualquier conflicto legal, antes o después, se negociará un posible acuerdo. La Ley de Enjuiciamiento Civil alemana (ZPO) obliga a los jueces a trabajar para alcanzar un acuerdo amistoso en cualquier fase del litigio. Antes de la vista oral, la ZPO prevé un acto de conciliación. Todo el que haya comparecido ante un tribunal en un procedimiento civil conoce la pregunta del juez “¿Hay voluntad de llegar a un acuerdo?” Habitualmente, después de que el juez haya explicado las posibilidades de éxito de la demanda, realiza una propuesta de acuerdo.
Pero tal vez las propias partes puedan desempeñar un papel más activo en las negociaciones del acuerdo. Y, de ser así, ¿cuándo sería un buen momento para proponer un acuerdo a la otra parte? Esto son consideraciones tácticas que los abogados/as deben hacer como buenos asesores jurídicos. Sin embargo, estas consideraciones no son nada fáciles.
Toda estrategia de litigio debe basarse en un análisis detallado de las posibilidades de ganar y de los riesgos. Si se desconoce cómo terminará (probablemente) el juicio sin llegar a un acuerdo, no se podrá negociar un buen acuerdo. Predecir cómo evaluará el tribunal la propia demanda o la defensa contra ella es la base de la estrategia en las negociaciones. Esto requiere a veces un poco de tacto hacia el propio cliente, porque las posibilidades de ganar el caso rara vez son del 100%, lo que también es algo que a los clientes rara vez les gusta oír.
Partiendo de un conocimiento preciso de las posibilidades de ganar y de los riesgos de su propia demanda o defensa, las partes pueden considerar la posibilidad de proponer activamente un acuerdo. La regla general es: cuanto antes se llegue a un acuerdo, mejor para todas las partes. Un proceso largo cuesta dinero, altera los nervios y agota recursos. Un acuerdo negociado antes del procedimiento judicial es la clave, pero se requiere paciencia y habilidades de negociación. Ambas partes pueden considerarse afortunadas si sus representantes procesales no se rinden demasiado pronto y dejan que las partes lleguen a juicio.
Pero incluso en los procedimientos, los representantes procesales deberían considerar -tras consultar con sus clientes- levantar el teléfono y llamar a los compañeros de la otra parte para hablar de un acuerdo. La ventaja del lado del demandante es la liquidez, la ventaja del lado del demandado es un descuento en comparación con la reclamación completa. La ventaja para ambas partes es evitar un veredicto de “todo o nada”.
Por tanto, no hay un momento perfecto negociar un acuerdo. Cualquier momento puede serlo, si bien lo correcto sería considerar las negociaciones en todas las fases del procedimiento (empezando por un examen de la demanda o la defensa contra ella) como medio de ahorrar dinero, tiempo y desgaste de nervios al cliente.