En estos últimos tiempos hemos asistido a ciertos debates sociales y políticos sobre la reducción de los tipos impositivos de IVA en productos sanitarios, mascarillas, electricidad, etc., a causa de la pandemia y la situación económica actual provocada en parte por la guerra en Ucrania. Las actuales normas comunitarias sobre tipos de IVA tenían una antigüedad de casi treinta años, y se entendía necesaria la actualización de estos para alienarlos con los objetivos políticos perseguidos por la UE.

Y en este escenario con fecha de 6 de abril de 2022 se ha publicado finalmente la Directiva del Consejo de la UE, teniendo como una de sus principales novedades la modificación de la normativa de los tipos reducidos del IVA. La finalidad de la norma se dirige a otorgar mayor flexibilidad a los estados en la aplicación de tipos, y especialmente, a adaptar las normas del IVA a las prioridades comunes de la UE, tales como la lucha contra el cambio climático, el apoyo a la digitalización y la protección de la salud pública. En otras palabras, para la implementación de la agenda política de la UE se favorecerán ciertos sectores y actividades, en este caso a través de la reducción de los tipos impositivos del IVA.

Así, por ejemplo, se actualiza la lista de bienes y servicios a los que los estados miembros pueden aplicar los tipos reducidos del IVA. Como hemos señalado, entre estos bienes se recogen los que protejan la salud humana, los que influyan en la reducción del cambio climático o fomenten la denominada transición digital. A sensu contrario, se eliminan beneficios fiscales para aquellos bienes que puedan considerarse que perjudican el medio ambiente, y se establece un plazo hasta el 2032 para que los estados eliminen aquellas ventajas fiscales existentes para bienes y servicios que no están en línea con la agenda “verde” de la UE. Por lo tanto, resulta obvio que aquellas industrias más contaminantes van a tener cierta falta de competitividad en el ámbito de la Unión Europea respecto de aquellas que ayuden a reducir los impactos del cambio climático.

Por otro lado, las modificaciones en la directiva comunitaria del IVA se dirigen a un cambio progresivo del sistema del IVA para que el impuesto sea satisfecho en el país donde resida el consumidor y no en el estado donde se encuentre el proveedor de los bienes y servicios. Y es por ello también que la nueva regulación homogénea en respecto de la aplicación de los tipos reducidos impida que existan problemas de competencia desleal en el ámbito de la UE.

En definitiva, vemos como progresivamente los incentivos fiscales tanto en el ámbito de la fiscalidad directa e indirecta, se dirigen cada vez más a fomentar el cuidado del medio ambiente, y supone un toque de atención para aquellas industrias más contaminantes para que vayan adaptando su actividad a la agenda política en la UE.