¿A quién le gusta pelarse? Sin embargo, a veces no puede evitarse y uno está a punto de iniciar un procedimiento judicial. El proveedor quiere el pago, pero la mercancía estaba defectuosa. El agente comercial quiere una indemnización tras la rescisión del contrato por parte del empresario.
La ejecución de obra defectuosa provoca enormes daños.

Los empresarios tienen conflictos regularmente con proveedores, agentes comerciales, distribuidores y demás socios comerciales. No obstante, antes de que estos conflictos acaben en los tribunales, los empresarios deberían plantearse las siguientes tres preguntas:

     1. ¿Soy demasiado emocional?

Esta pregunta puede sorprender en una Newsletter, pero es bastante fundamental. Los litigios en las relaciones comerciales rara vez son puramente objetivos, sino que se han desarrollado o anunciado a lo largo de meses o años. Para muchos, acudir al abogado es entonces el último recurso.

En estas situaciones, los clientes suelen actuar -con razón- de forma emocional. Se acumulan la frustración y la ira contra el -terco- socio comercial. Los buenos abogados consiguen “captar” a los clientes, no para ignorar esas emociones, sino para reconducirlas a un ámbito objetivo y analizar con serenidad las posibilidades y riesgos de un procedimiento.

     2. ¿Merece la pena?

El abogado de confianza debe preguntarse siempre si realmente merece la pena el litigio. El abogado y el cliente deben contraponer las posibilidades y los riesgos mencionados a los costes del procedimiento. Los procedimientos judiciales cuestan tiempo y dinero.

No se trata sólo de los honorarios del abogado y de los gastos del tribunal, que sólo se reembolsan parcialmente incluso en caso de éxito, sino también de muchos costes ocultos. Empleados que tienen que preparar documentos, recursos de la dirección, capital que podría emplearse en otra cosa. Incluso para importes menores de cinco cifras, los empresarios deben analizar seriamente si el litigio - desde el punto de vista económico- merece la pena.

     3. ¿Lo hemos intentado todo?

Esto significa, en particular, que abogado y cliente deben preguntarse si lo han intentado todo antes de iniciar el procedimiento. Evitar un proceso judicial debe ser la máxima prioridad. Si un abogado inicia el proceso sin una aclaración adicional de los hechos, algo ha fallado.

Aunque otra ronda de negociaciones sea supuestamente inútil y sólo cueste tiempo y dinero, suele ser la mejor alternativa al inicio inmediato de un procedimiento judicial, opción esta última que tienden a elegir los clientes sin consultar a un buen profesional del Derecho.

Esto nos lleva a la conclusión de este artículo: la preparación adecuada de un procedimiento judicial no puede empezar con la suficiente rapidez. Hay que examinar y discutir minuciosamente las oportunidades, los riesgos, los costes y todas las opciones. Al fin y al cabo, el objetivo debe ser resolver el litigio lo más rápida y eficazmente posible. El procedimiento judicial en sí no siempre es la mejor opción.