Medidas en el fútbol español contra el racismo
Aunque el racismo siempre ha sido un tema importante en el fútbol español, al igual que en otras ligas europeas e internacionales, últimamente ha tomado más importancia a raíz de los insultos racistas sufridos por Vinicius Júnior, futbolista del Real Madrid, en un partido de LaLiga en mayo de 2023, que trajo consigo consecuencias importantes para los implicados y el sector del fútbol profesional en general.
La primera consecuencia fue el cierre parcial del estadio Mestalla en Valencia durante cinco partidos, junto con una multa económica de 45.000€ para el Valencia CF, ambas sanciones impuestas por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Si bien es discutible si se trata de sanciones fuertes, lo cierto es que la RFEF ha aumentado en este caso el nivel de las sanciones interpuestas anteriormente por hechos relacionados con racismo.
Por su parte, LaLiga había denunciado los hechos ante los competentes juzgados de instrucción en Valencia, elevando el asunto al nivel jurídico-penal. Esta denuncia ha resultado ahora, poco más de un año después de los hechos, en la primera sentencia condenatoria por insultos racistas en un estadio de fútbol en España, ya que el Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia ha condenado en junio de 2024 a penas de ocho meses de prisión a tres aficionados que dirigieron los insultos racistas al jugador. Esta sentencia tiene mucha importancia, ya que marca un precedente judicial para posibles futuros casos de insultos racistas en estadios de fútbol o en sus alrededores.
Por último, los hechos ocurridos en Valencia en mayo de 2023 han desencadenado discusiones sobre la suficiencia de las normas y regulaciones contra el racismo que protegen a los deportistas y otros de forma suficiente. En concreto, se está cuestionando la eficacia del protocolo contra el racismo en el fútbol que aplica la RFEF, y, sobre todo, su aplicación en la práctica, dado que el partido en Mestalla no fue suspendido a raíz de los insultos racistas, a pesar de que se paró durante algunos minutos y se activó el protocolo contra el racismo. Tampoco se aplicaron otras medidas concretas e importantes durante el partido. La falta de reacción contundente durante este partido, así como el hecho de que el protocolo data del año 2005, ha dado lugar a cuestionarse si es necesario modificar o actualizar el protocolo. Hasta la fecha se han incorporado actualizaciones, como la incorporación del “gesto de incidencia racista” (cruzar los brazos en forma de aspa), que pueden ejercer además del árbitro, los jugadores y técnicos si se enteran de un acto racista, y que puede poner en marcha los siguientes pasos previstos por el protocolo contra el racismo.
En general, el protocolo se ajusta al “plan en tres fases” de la FIFA, y lo importante será garantizar la aplicación estricta y correcta de esta regulación en la práctica.