El sector tecnológico ha destacado como líder en las operaciones de fusiones y adquisiciones (M&A), ocupando un lugar preeminente en 2023, aunque registrando un descenso en 2024. En España, la adquisición de empresas tecnológicas requiere una evaluación rigurosa de múltiples aspectos, donde los factores tecnológicos y regulatorios adquieren una especial relevancia.

Una de las cuestiones más importantes en este contexto es la realización de un proceso de due diligence exhaustivo que abarque aspectos financieros, legales, fiscales y operativos. En particular, la auditoría tecnológica desempeña un papel prioritario, ya que permite analizar activos digitales, contratos, patentes, marcas y derechos de autor. Un ejemplo representativo es la compra del 51% de Wardem por parte del Grupo Maggioli, en la que la revisión de plataformas y licencias resultó determinante para garantizar la continuidad operativa.

La verificación de la titularidad y protección de la propiedad intelectual e industrial es igualmente crucial. Un caso ilustrativo es la adquisición de Idealista por EQT, en la que se llevó a cabo un análisis detallado de las soluciones tecnológicas desarrolladas para garantizar su correcta integración y uso.

En el ámbito regulatorio, un aspecto singular es la normativa sobre inversiones extranjeras directas (IED), que ha experimentado significativas modificaciones en los últimos años. La introducción del artículo 7 bis en la Ley 19/2003, de 4 de julio, establece la suspensión del régimen de liberalización de determinadas IED, exigiendo una autorización administrativa previa para su ejecución.

Entre los sectores sensibles contemplados que requieren de autorización previa, se incluyen infraestructuras críticas, tecnologías críticas y de doble uso, así como empresas con acceso a información sensible. En el ámbito tecnológico, estas disposiciones abarcan áreas fundamentales como la inteligencia artificial, la ciberseguridad y las tecnologías de la información.

Otro desafío relevante en este tipo de operaciones es la integración tecnológica y organizativa, que resulta crítica para alinear sistemas y equipos, asegurar la continuidad operativa y optimizar la cohesión empresarial.

En definitiva, la planificación adecuada de la integración de equipos y sistemas, junto con la colaboración de expertos jurídicos y tecnológicos, se erige como un elemento indispensable para garantizar el cumplimiento normativo y el éxito de las transacciones en el sector tecnológico en España.